Mucha gente dice que el alma gemela es aquella con la que pasas tu vida, con la que tienes hijos, yo difiero de esa concepción. Para mi, mi alma gemela llego un maravilloso día de Junio, yo tenía 8 años, y desde que lo ví por primera vez supe que había llegado mi compañero de vida, mi cómplice, era como si ya nos conociéramos, como si ya supiéramos cuánto amor iba a existir entre nosotros.
Gerardo llegó a completar nuestra pequeña familia, por fin eramos cuatro, lo había pedido tanto tiempo y por fin mis papás decidieron darme el mejor regalo del mundo: un hermanito. Desde que Gerardo llegó nuestra felicidad fue completa. Gerardo era de esos niños que le caía bien a todos, sonriente pero callado, feliz pero un poco tímido, su primer pasión el fútbol, cada que lo imagino cuando era niño lo veo pateando un balón, su encuentro con el fútbol fue cuando aún era muy pequeño, toda la gente a nuestro alrededor nos decía que tenía cualidades extraordinarias, que tenía un don para jugar... y así fue pasamos, yo mi adolescencia y el su niñez en canchas, canchas y más canchas de fútbol.
Gerardo fue convirtiéndose en un adolescente responsable, muy estudioso, inteligente, siempre 10 en todas las materias, y sano muy sano..... deportista hasta el tuétano, a diferencia de muchos adolescentes el nunca se intereso por el cigarro, nunca por las fiestas, nunca por el alcohol, era de esos niños que cualquier mamá pagaría por tener.... Alrededor de los 15 años ingresó a las fuerzas básicas del América, pff sus sueños se materializaban....
Mi abuelita Gume, siempre decía que era su benjamín, su último nieto, era como si ellos vivieran una conexión especial, se querían se querían tanto..... Cuando gerardo cumplió 20 años, el gran amor de su vida nos dejó, mi abuelita falleció, el cáncer se la llevó....(hablaré de ella en otro blog), cuando ella se fue honestamente pensé que nosotros íbamos a perder a mi hermano, a ese Gerardito con actitud positiva, feliz, durante mucho tiempo ese Gerardito se apagó, a veces desaparecía sin decirle a nadie donde estaba, y lo buscábamos hasta que encontrábamos su carro afuera del panteón y descubríamos que estaba ahí, con ella, a veces hacía cosas que a mi por lo menos me dejaban helada, había días que buscaba una marimba de unos viejitos que los viernes iban a tocarle a mi abuelita a la casa, vivimos en un municipio donde todavía hay esas costumbres y el invertía su tiempo en buscarlos, subir a todos a su carro y se los llevaba al panteón a tocarle a mi abuela las canciones que tanto le gustaban.
Algunas veces con todo el dolor de mi corazón lo escuché decir que se quería ir con ella, con el tiempo su actitud fue mejorando, su dolor no sé si disminuyó o por lo menos el encontró la forma de ocultarlo, de no mostrarlo al mundo... era un dolor que por más que queríamos vivir con el, vivió en soledad.
Cuando todo parecía volver a la normalidad, un día de abril nos dijo que sentía una bolita, por respeto a su privacidad, a su intimidad y a que no es mi historia, no les explicaré a detalle su caso, lo llevamos al oncólogo de mi abuelita, le hicimos los estudios que pidió, nos dieron su resultados y a pesar de que ya habíamos tenido contacto con el cáncer no supimos que era, así que esperamos al otro día ir al doctor.
Le pedí a mi mamá me enviara los resultados y ese día antes de la consulta le hablé a un primo que es doctor y se los leí, no escuché nada..... se quedo callado, pensando que había colgado, pregunte si seguía ahí... sus palabras fueron: no pueden perder tiempo, tienen que ver hoy a un doctor, ¿Cómo?, le pregunté... si Lorena ese resultado es algo muy delicado, y no pueden perder el tiempo.
Esperé dos horas a que mis papás y mi hermano fueran por mi a mi trabajo, esperé sentada en mi oficina, cerré la puerta y me puse a llorar, ¿Cómo?, mi hermano tiene 20 años, no puede tener cáncer, no puede estar enfermo, el no toma, no fuma, es deportista, me repetía una y otra vez que no podía ser.... No les dije nada a mis papás, no le dije nada a él, apenas si podía verlo a los ojos.
Llegamos al hospital y el doctor solo confirmo lo que yo ya sabía, mi hermano tenía un tumor y tenían que removerlo lo más rápido posible, programó la cirugía para el otro día y nos explicó que había probabilidades de ser benigno y otras de ser maligno, pero que todo apuntaba para éstas últimas..... Saliendo del hospital de manera increíble, mi hermano quiso ir a su universidad para avisar que por el momento suspendería sus estudios, que no sabía lo que iba a pasar pero que no quería perder el semestre.
A mis padres y a mi, evidentemente, lo que menos nos preocupaba era eso, pero el y tal vez también nosotros no dimensionábamos lo que estábamos viviendo. Fuimos a cenar, y en silencio cada uno vivió su dolor, su incertidumbre, sus miedos.... Al otro día, clara muestra de que mi hermano era una persona muy muy querida por todos el hospital estaba lleno, toda mi familia estaba ahí para desearle buena suerte en la cirugía.
Faltaba un estudio más, una tomografía.... en ese hospital estaba descompuesto el aparato así que tuvimos que ir en ambulancia a otro, ¿Quién quieres que te acompañe?, mi hermana contestó, así que me subía a la ambulancia y tome su mano, su mirada inocente pero a la vez preocupada no me dejaba de ver.... Recogimos las placas sin interpretación, ya que era de urgencia, la cirugía era en un par de horas y regresamos al hospital.
Se lo llevaron al quirófano, baje a acompañarlo mientras mis papás tomaban el elevador... salió el doctor y me dijo, la tomografía muestra claramente la diseminación del cáncer, me mostró unas sombras que por supuesto no entendí y me dijo cuando bajen tus papás pide que me llamen al quirófano para salir a hablar con ellos.... Mis papás llegaron, tome a mi papá de sus manos y le dije, papá no hay buenas noticias, parece que el cáncer se diseminó, vi como la angustia se apoderaba de cada uno de sus poros, ví como mi mamá me observaba incrédula, no entendía muy bien lo que pasaba, y después una imagen que me acompañará hasta el día que Dios me llame a su presencia... mi papá golpeando la pared, repitiendo que su hijo no, que no podía ser, lo ví desplomarse en esa sala de espera, salió el Doctor... hablo de ponerle un catéter, que la quimioterapia sería inevitable, mi papá aceptó y ahí nos quedamos los tres en el pasillo sin saber que hacer, que decir, ahora entiendo a mi madre, ahora siento su dolor... su hijo, su maravilloso hijo, nuestra alegría estaba luchando por su vida.... y sin siquiera saberlo.
Subí a decirle a todos lo que pasaba, todo era llanto, todos impresionados, no había palabras que pudieran describir cuánto dolor había.... Salió de la cirugía, preguntaba si todo estaba bien?, si ya teníamos noticias, habíamos acordado no decirle nada, esperar a encontrar la forma, preguntó que le pusieron en el pecho, le dolía.... era su catéter, ¿Cómo decirle que las probabilidades habían jugado en nuestra contra?....
Mi papá decía una y otra vez que había un error, que el lo sentía, que se habían equivocado, en ese momento pensé que su dolor de padre no lo dejaba ver, que se aferraba a una esperanza que simplemente no existía, pero aún así, le pregunte que quería hacer, me respondió que lleváramos los resultados a interpretar al hospital donde le habían hecho el estudio, y así fue lo llevamos y el resultado decía que el tumor se encontraba localizado, no decía nada de diseminación y así comencé a pensar que tal vez mi papá tenía razón... era un error.
Llevamos los estudios al hospital militar donde trabaja mi primo, la radióloga revisaba las placas en un cuarto al fondo del pasillo, mi papá y yo tratábamos de escuchar lo que decía pero no podíamos... no escuchábamos nada, en el rostro de mi padre se notaban sus ganas, su deseo porque su hijo, su compañero, su amigo, estuviera bien....
Señor, me parece que ha habido un error, su hijo si tiene un tumor, pero éste esta localizado en un área, no hay ninguna señal de diseminación, ¿cómo?, ¿un error?, la radióloga dijo que era un error bastante entendible, que el páncreas de mi hermáno era inusualmente grande, lo que hacía que la tomografía mostrara unas sombras que no correspondían a metástasis, sino eran eso, simplemente sombras....Vi llorar a mi papá como un niño, dándole gracias a su mamá y a nuestro Dios que su hijo estaba bien.
Hablamos con mi mamá para dar la noticia y lloraba, lloraba esperanzada... lloraba con fé, a través de todo este proceso ella le pidió con tanto fervor a Dios y al parecer su oraciones habían sido escuchadas...
Le marcamos a su doctor, al siguiente día Gerardo recibiría su primer quimioterapia, gracias a Dios hay doctores que no se sienten Dioses, que aceptan que pueden existir errores, el me dijo que llevara las placas y las llevaría al Hospital Siglo XXI con sus colegas para revisarlas una vez más.... Eran las tres, estábamos en su consultorio, había dos opciones, la primera las cosas no cambiarían Gerardo recibiría su primer tratamiento ese día... y la segunda, la esperanza de un mejor presente, la esperanza de que las cosas podían cambiar...
Siéntense, primero que nada quiero decirles que es verdad, Gerardo no tiene metástasis, ¿Cómo?, nos pusimos a llorar y el doctor prudentemente nos dejo sacar todo el dolor acumulado en esas semanas, nos dejo tocarnos, abrazarnos y sonreír, sonreír después de las horas mas tristes de nuestra vida... Continuo diciéndonos que había dos opciones, monitorear a Gerardo mes con mes o hacer una cirugía preventiva que aunque radical, minimizaba el riesgo de que alguna célula maligna quedara por ahí, mi hermano decidió que quería la cirugía..... una cirugía dolorosa, una cirugía que le ha dejado una cicatriz muy grande en su cuerpo, pero más una cicatriz en su alma.....
No puedo poner en palabras la angustia, el dolor, la desesperación que vivieron mis padres esos días, fueron pocas semanas de vivir con un diagnóstico no certero, pero el dolor no se fue, quedaron las lagrimas derramadas, la desolación, la preocupación, el miedo de ver en riesgo lo que más queríamos en la vida...
Sólo Dios decidió que el destino de Gerardo cambiara, sólo el decidió que Gerardo tuviera una nueva oportunidad, que no sufriera el tortuoso camino de la quimioterapia, sólo el decidió que ese no fuera su destino, aún creo que ese milagro que mi madre pidió en sus noches en vela, se dio, Gerardo es mi milagro, nuestro milagro....
Mucha gente dice que el dolor del alma produce cáncer, mucha gente dice que el dolor o angustia de una persona a veces juega en tu contra, yo no me atrevería si quiera a opinar del tema, pero si sé que Gerardo sufrió durante un año la ausencia de mi abuela, y vivió día a día el dolor de no tenerla cerca, no se si su deseo de irse a seguirla provocó en el algo malo, no se si Dios quiso darle una lección, una lección que le hiciera apreciar la vida aún sin mi abuela...
No creo que mi hermano haya vivido su duelo, no creo que en ese momento haya dimensionado el riesgo en el que estuvo, si estoy segura que aprendió algo de lo que le pasó, si estoy segura que encontró a Dios entre todo el dolor que vivió, entre los días de dolor de la cirugía, los lentos meses de recuperación, el encontró a Dios...
Cuando supo lo de Alexa, todo cambió, le preguntó a gritos por qué una niña tan pequeña tenía que vivir esto, le preguntó porque el cáncer vivía en nuestra familia, por qué nos acechaba, le preguntó qué teníamos que aprender de esto.... y después de pedirle a gritos respuestas..... el sólo recobró la fé, el sólo se reencontró con Dios, y no lo critico al contrario, con Dios hay que vivir esa relación, ¿Qué no es el nuestro padre?, y con un padre se vive así, no siempre se está de acuerdo con él, no siempre entendemos sus métodos, su tiempo, sus decisiones, a veces peleamos y pedimos explicaciones pero al final encontramos que todo lo que hace lo hace por nuestro bien y que si hoy no entendemos y renegamos nuestro presente, sabemos qué pronto encontraremos el para qué..... Gerardo vive esa relación con su padre, Dios le ha mostrado los caminos, le ha mostrado los por qué....
Hoy mi compañero de vida, mi alma gemela, lleva casi 4 años de estar sano, sí con revisiones regulares, con estudios que probablemente lo acompañarán el resto de su vida, mi hermano es un sobreviviente de cáncer, y un sobreviviente que le hace honor a todos aquellos que no lo lograron, es un hombre amoroso, noble, amable con el prójimo, vive sanamente como siempre ha hecho, a veces me pregunto si Dios supo que yo iba a vivir esto y el día que decidió mandarlo a la tierra supo que iba a ser mi roca, que el iba a tomar mi mano en todo este proceso tan difícil que vivo con mi hija.
A mi padre Dios, le agradezco haberle dado una nueva oportunidad.... le agradezco haber dejado la mitad de mi felicidad en este mundo terrenal, y estoy segura que Gerardo cada día de su vida honrará este regalo que le fue dado.......